Esta tradición se originó en 1752 en Aguas Calientes,
Mariara, capital en el Estado Carabobo. Surgió como parte de los actos de
veneración al Santo Niño Jesús de Praga, patrón de la localidad, la tradición
fue llevada luego a El Limón. Hombres, mujeres y niños usan vistosos y
coloridos trajes y bailaban al son del cuatro, el furruco y el tambor. Fue
prohibida por el Obispo de Valencia pues consideraba irrespetuosa la
participación de las mujeres en conjunto con los hombres en los bailes. Luego
se permitió la continuación de los bailes con la condición de que las
pastorcillas fuesen representadas por hombres usando vestimenta de mujeres. En
la actualidad, es permitida la participación de mujeres y niñas en los Pastores
de El Limón. Se lleva a cabo el segundo sábado de diciembre aunque la fecha
puede ser pospuesta o anticipada. Participan también el Cachero (o jefe del
baile), un cachero asistente, el pastor y la pastorcilla, el viejo y la vieja
simbolizando la antigüedad de la tradición y el titirijì o ave nocturna que
molesta con sus bromas al cachero, al público y a todos los demás integrantes,
hasta que el cachero lo persigue para golpearlo y este se esconde entre los
pastores. La vestimenta es muy colorida, con flores, el cachero usa unas cintas
que le llegan a la cintura y el titirijì se viste papel blanco
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